Osvaldo Rivera Riffo
Presidente Fundación Voz Nacional


Con esperanza he oído y visto levantarse voces preocupadas por el futuro inmediato que nos acecha. Sin duda el proceso vivido electoralmente redefine el escenario político nacional.

Las ruinas de la llamada centro derecha que desde esa nomenclatura llena de complejos se precipitó como Ícaro con sus alas de cera al vacío, al desastre de la centro izquierda -otra expresión usada para establecer una relación ambigua con la izquierda extrema pero viviendo y gozando con las ventajas de una economía sólida y del vivir con mal gusto, tan propia de nuevos ricos-, terminaron por pulverizarse en minúsculos referentes absorbidos por las posiciones rupturistas, vanguardistas, neomarxistas, anarquistas o simplemente terroristas. Se ha conformado, para todos ellos, un problema que cruza por los liderazgos que dificultan un planteamiento común.

Casi como en una opereta cantando la desdicha de su fracaso, renuncian a sus pretensiones y culpan a otros de sus propias ambigüedades y ambiciones. Como en “Las Alegres Comadres de Windsor” aparece una modesta senadora, en todo aspecto, cantando un área titulada "No estoy disponible… Pero si el pueblo me lo demanda…" démosle al charango-

Esta pulverización, producto además de la ley diabólica engendrada por la Bachelet con el apoyo de la derecha cobarde, conseguirá mediante la mentira y la fantasía de falsas promesas importantes enclaves de poder e influencia, desde donde podrán continuar la obra demoledora de las estructuras que conformaron por casi 50 años los pilares de una sociedad libre.

Pero lo peor y el verdadero peligro está en el rol hegemónico del Partido Comunista quién, con la mejor lección estalinista, comenzó aplicando el veto como antesala de la dictadura que pretende Jadue siguiendo los dictados del Comité Central, verdadero centro motor del desastre chileno.

De las ruinas de la centro derecha no hay mucho que rescatar. Cada uno sigue sacudiéndose el polvo del derrumbe y, como si nada, hablando en un lenguaje ininteligible propio de quienes viven fuera de la realidad. No asumen su responsabilidad. No asumen que equivocaron el discurso tomando el ajeno para ser “progres” o "MODERNOS", como a su vez que intentaron vender la libertad con el mismo discurso que se vende un par de chancletas.

Tuvieron una complacencia absoluta con el adversario y engendraron en su seno especímenes que construyeron en el interior de sus nichos verdaderas quintas columnas que fueron derribando sobre sus principios y valores, incluso sobre prohombres inconvenientes para sus fines. Como olvidar la irresponsabilidad de la Sra. Lily Pérez que de la nada se encumbra a los sitiales hegemónicos de su partido para dividirlo y destruirlo o al progre dirigente UDI, que hoy oficia de ministro, apoyando cuanta idea fuconiana le han enseñado sus amigos extremos y por quienes aboga.

Así va el show sin darse cuenta que el eje político se está moviendo y lo puede liderar, para salvarse, el socialismo que ya es víctima del gran veto comunista.

Podría ser largo el listado, que indudablemente ya está impreso en los hombres libres de Chile para desde ya ir cobrando las cuentas.

Corresponde ahora a los sectores independientes, a los verdaderos Patriotas, enfrentar el desafío comenzando por unir a todos los grupos que con particulares visiones pensaron que podían contribuir. Pero tanto a ellos como a nosotros nos faltó tarima para poder mostrar la mejor obra política y de buen gusto cultural, escrita e inspirada en la historia, la filosofía, la teología, la historia del arte, la antropología social.

En esta tarima sólida, bien iluminada, con buen equipo de sonido, deben presentarse personajes capitales con el mejor vestuario y con un diálogo simple pero al mismo tiempo profundo, e ir conquistando la audiencia para que así comprenda la necesaria importancia de su valor como persona: libre, independiente, soberana, creativa y justa.

Estos grandes actores no deben ser otros que la Verdad, El Bien, la Belleza, la Fe, la Esperanza y el Amor. Todos ajenos al discurso comunista

Nuestra tarea de hoy es construir la tarima para representar esta magnífica obra: ¡la obra de la libertad!

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