Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Como hoy ya no existe delicadeza ni respeto del gobierno para comunicar sus mensajes y no se usa la lengua oficial del pueblo chileno, he creído oportuno titular mi columna en italiano, cuya traducción significa “Oh madre del cielo, socórreme a mi llanto”
Es la famosa canción del acto segundo de la ópera de Guiseppe Verdi “I lombardi alla prima crociata”, más conocida simplemente como Los Lombardos.

Oh madre del cielo…es una plegaria frente al horror de la lucha entre hermanos y la recuerdo por lo que estamos viviendo.

Se comienza a hablar en una lengua que no todos los chilenos entienden, con lo cual aumenta el odio y la división.

Un sector terrorista impone sus condiciones en la Araucanía, haciendo huir a balazos a la Sra. Izkia Siches, ministro del Interior, quien creyendo ser la mujer maravilla pensó que con su sola presencia se abrirían los territorios usurpados y los terroristas ahí refugiados caerían doblegados frente a sus encantos a medio cubrir.

Error de ingenuidad dirán los más benignos, otros dirán estupidez producto de la soberbia  e inexperiencia. Yo simplemente digo que la gente ignorante es por lo general insolente con la realidad.

Oh madre del cielo… en vista de tal fracaso político, da una conferencia de prensa y desliza lo que el gobierno quiere que se diga en los medios de comunicación. En otros términos y muy de acuerdo con su conducta ideológica de pos marxista, invoca la censura.

Oh madre del cielo… por su parte, la ministra comunista vocera de gobierno dice que solo fue un incidente con disparos al aire y lejos del lugar. En tanto, carabineros indica que le prestaron todo tipo de protección hasta refugiarle en uno de sus propios retenes.

Mi abuelita decía: cuidado mijito no hay que escupir para el cielo…

En tanto, el ministro socialista de vivienda y ex senador cesante a partir del 11 de marzo, nombra al cura Berrios como coordinador nacional de campamentos y según su versión con “acuerdo y felicidad del Presidente” Sin embargo las feministas se opusieron al nombramiento y finalmente el contento presidente tuvo que decir en entrevistas televisadas que el Cura Berrios no tendrá cargo alguno en el gobierno ya que su administración está con las víctimas. Dicho de otro modo, le achacaron a Berrios responsabilidades por los actos cometidos por otros miembros de su congregación. Finalmente el propio Berrios en carta dirigida a Montes declina el nombramiento.

De esto último sin duda nos alegramos todos.

Lo anterior, sumado a que Montes reconoció que no se cumpliría el ofertón de viviendas para todos por déficit presupuestario. Se suma esa declaración a la del ministro de Hacienda, quien dijo que el sueño de un sueldo mínimo de 500 mil pesos no se cumplirá seguramente hasta fines del gobierno. O sea, en palabras simples, ningún aumento. Los 500 de mañana serán los 300 de hoy si solo tomamos en cuenta la inflación galopante en la que vamos montados.

Oh madre del cielo socorre a este pueblo que llora.

No hay palabras para explicar cómo enfrentarán la grave sequía que se avecina y los consabidos racionamientos. No hay palabras para explicar cómo enfrentarán la inmigración ilegal. No hay palabras para indicar cómo enfrentarán la delincuencia y el narcotráfico y cómo implementarán medidas de seguridad para evitar que Chile siga siendo el tercer país latinoamericano en exportar cocaína y otras drogas a Europa.

Tampoco cómo manejarán su tropel desbocado de animales salvajes que redactan el nuevo mamarracho constitucional queriendo refundar el país y hacer desaparecer la República.

Sin duda el gobierno apoya este proceso y por está sola razón debemos estar atentos. La constitución es la norma legal más importante de la nación, rigiendo los destinos de la patria y de todos sus habitantes y por tanto si ahí quedan consagrados la nulidad de los principales valores de nuestra identidad, de nuestras tradiciones y costumbres, si la familia como núcleo central de la sociedad desaparece, si se indica que es el Estado el que vela por la educación de los hijos y no por la condición preferente de ser padres, entonces sobrevendrá la noche más triste de la historia y en un ensordecedor coro se oirá cantar:

¡Oh madre del cielo socórreme!!!

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