Osvaldo Rivera Riffo

 

Bien Presidente Bolsonaro, así se escribe la historia. Su valiente decisión de poner en el verdadero contexto histórico las circunstancias del gobierno militar en su país, viene a ratificar una vez más su compromiso con la verdad y su fuerte rechazo a la acción maldita del comunismo internacional.

Para todo historiador responsable y serio no es un misterio develar todas las circunstancias que encierra la política del siglo XX a partir de la revolución bolchevique.

Ese profundo cambio político-social experimentado bajo las consignas de Marx y Lenin tuvieron a lo largo del siglo pasado un reordenamiento del pensamiento político de occidente. Había que oponerse al planteamiento comunista de la lucha de clases y por cierto a la creación de los estados socialistas conducentes al “paraíso comunista”. Sin duda las circunstancias de la primera mitad del siglo pasado donde otro enemigo tan feroz como el comunista azotaba a Europa impidieron tener mayor claridad de cómo enfrentar el peligro futuro que se avecinaba. Ya Churchill lo avizoraba en plena segunda guerra mundial y proponía invadir de inmediato, terminada la guerra contra Alemania, a la URSS. “Un telón de acero había caído sobre Europa”, en un momento en que intelectuales y políticos occidentales apostaban por un entendimiento con la tiranía de Stalin.

Pero los pusilánimes de siempre desestimaron el peligro. Mas tarde comprendieron la ferocidad del enemigo y se declaró la guerra fría.

Mientras tanto el comunismo seguía tejiendo su red. A sabiendas que una revolución como la Rusa era impensable en países de occidente comenzaron a infiltrar sus instituciones socavando el orden constitucional de muchas naciones. Chile no fue la excepción y por tanto tres gobiernos (Ibáñez, González Videla y Pinochet) declararon al partido comunista al margen de la ley. Incluso en la constitución de 1980 en su artículo octavo consagró como ilegal toda doctrina totalitaria que incitara al odio y la lucha de clase. Por cierto que los políticos tanto de izquierda como de derecha, en el plebiscito de 1989, abolieron dicho artículo y devolvieron la legalidad a esta corriente política. Los complejos y oportunismos electorales de los serviles a la izquierda siguen hasta hoy.

Pero la historia se remonta al año 1923, cuando se realiza la tercera internacional comunista o Komintern. Ahí se acuerda usar la vía electoral para alcanzar el poder, con una estrategia democrática y luego del triunfo, desde dentro, dar el zarpazo y hacerse del poder total, estableciendo un régimen comunista. La otra vía, fue la subversión armada, para lo cual paralelamente organizaron los grupos guerrilleros.

En la primera estrategia llevaron a la practica la conformación de los Frentes Populares y así llegaron al poder en España, terminando con una sangrienta guerra civil. En Francia llegó al poder León Blum, que gobernó de 1936/1938 y luego lo sucedió Pétain, quien firmó el famoso armisticio con los nazis por orden del PC, que iniciaba su falsa “Campaña Mundial por la Paz”.

Chile no se quedó atrás y en 1938 se crea el primer Frente Popular consiguiendo el triunfo con el radical Aguirre Cerda, luego Juan Antonio Ríos y en 1946 González Videla quien en 1948, advirtiendo las verdaderas intenciones de su socios comunistas, publica la Ley de Defensa de la Democracia, proscribiendo al partido comunista. El servilismo al comunismo y el propio partido en la clandestinidad, se dieron a la tarea de distorsionar su sentido, con una acción comunicacional basada en proclamarla como la “Ley Maldita”.

Paralelamente, se trabajaba en la línea de acción subversiva y se creaban movimientos guerrilleros en todo el continente: el MIR en Chile , los Montoneros en Argentina, los Tupamaros en Uruguay, COLINA en Brasil, Sendero Luminoso en Perú, FARC en Colombia, Ñancahuazú en Bolivia, comandado por el Che Guevara. Todos ellos con el propósito de instaurar un régimen comunista, una “Dictadura del Proletariado” en todos los países latinoamericanos.

Esta es una síntesis de la historia reciente; del porqué intervinieron los militares en cada uno de dichos países, con todas las consecuencias que la defensa de la libertad trae aparejada.

No existe ninguna guerra a lo largo de la historia donde no existan vencedores y vencidos. Los primeros siempre preocupados de la reconstrucción y los segundos dedicados a victimizarse: de ahí la gigantesca campaña mundial en todas las organizaciones infiltradas con el mañido eslogan de los Derechos Humanos. Los mismos que bajo sus dictaduras han costado a la humanidad más de 150 millones de muertos. Los mismos que han violentado a múltiples naciones con la pérdida de su libertad. Los mismos que han vulnerado todos esos derechos en la Venezuela de hoy y cuya brutal situación devela que ese slogan promovido por el progresismo mundial, caiga hecho trizas como la más burda mentira concebida por la izquierda.

Por eso el Presidente Bolsonaro reivindica la historia; es lo que los jóvenes de hoy tienen que saber.