Osvaldo Rivera Riffo

 

 

Margaret Thatcher una de los políticos más relevantes de fines del siglo XX ,en varias de las encrucijadas más difíciles de su carrera política se vio enfrentada a las presiones no sólo de sus adversarios opositores sino también al ruido interno de su propio partido. Y qué respondía la estadista ante las voces de la política de los acuerdos: “los principios e ideas por las cuales trabajamos se defienden, no se transan” ”no soy una política de consenso, soy una política de fuertes convicciones”, “nada es tan obstinado como un elegante consenso”

Pero nada es más ilustrativo que esta cita memorable para describir su lucha ”Damas y Caballeros, aquí estoy frente a Ustedes con mi vestido de chifón rojo, mi rostro suavemente maquillado, mi cabello peinado gentilmente, ¿La Dama de Hierro del mundo occidental?, ¿una guerrera de la Guerra Fría?. Bueno, sí. Si así es como quieren interpretar mi defensa de los valores de la libertad fundamentales para nuestro estilo de vida“.

Que estatura política, que don maravilloso de liderazgo, qué fuerte y poderosa convicción de trascendencia. Han sido muy pocos los políticos admirables en la historia contemporánea. Pocos, muy pocos, con el sentido de autoridad y con la dignidad del cargo que ejercen y por eso han traspasado la historia.

Traigo al recuerdo estas citas del pensamiento de la Sra. Thatcher, porque como no hay análisis histórico en la discusión política de hoy ni mucho menos planteamientos filosóficos profundos, dichos con valentía, sino básicamente acciones mediáticas de acuerdo al rumbo que marcan las encuestas, la política pierde interés y se transforma en un “reality” poco convincente, cuyo objetivo no es otro que marcar puntos en el ranking popular.

Nada más lejos de los intereses que motivan a los grandes líderes y políticos de fuste, ellos llegan a la vida pública para ofrecer un cambio real en los paradigmas que rigen el actuar político. No para más de lo mismo. Ellos determinan con claridad quienes son sus adversarios y actúan en consecuencia. Buscan imponer sus ideas, hacerlas carne en la conciencia colectiva. Persiguen encantar y enriquecer el mundo con esas ideas .Ellos buscan dar un giro en el modelo de sociedad que quieren construir. Se afirman en la historia, se paran sobre sólidos pilares, construidos con el esfuerzo e inteligencia de los que los antecedieron en la lucha ideológica.

Aquí radica la virtud del estadista, ¿o me van a decir que frases como ésta: “el socialismo fracasa... cuando se les acaba el dinero de los demás”, no encierra un profundo mensaje respecto de la diferencia que existe en el modelo de sociedad que se quiere construir?

Pues bien, nada de lo que he recordado de ésta insigne Primera Ministra Británica pareciera que ha sido recogido como enseñanza por los políticos y dirigentes actuales. ¿Ignorancia, desprecio por la historia, mesianismo o simplemente iluminados de a chaucha? Cualquiera de las anteriores es una respuesta muy preocupante.

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