Osvaldo Rivera Riffo

 

Cuando una vez más el Teatro Municipal de Santiago se apronta a poner en escena, después de muchos años, la magistral ópera de Verdi “La Fuerza del Destino” y, a pesar de todo el entredicho que hay de su gestión, destaco la participación del tenor chileno radicado en Alemania Giancarlo Monsalve en el rol estelar de Don Álvaro, en la nueva apuesta escénica de nuestro principal coliseo lírico

Este joven talento nacional ha recorrido los principales escenarios de la opera mundial, en roles estelares de las más famosas obras líricas. Ha consolidado su carrera y a partir de hoy se presenta en Chile.

Este debería ser motivo de buenos y largos comentarios, destacando en los medios de comunicación no sólo su talento artístico, sino también su ejemplo de tenacidad, esfuerzo personal y superación y que le han redituado reconocimientos y prestigio, dándole gloria a las artes mundiales y a su país de origen. Sin embargo, aquí se prefiere destacar la acción de obras envasadas, que el público puede ver en su celular, computador o en su televisor, tranquilamente en su casa.

Esto que describo ocurre y pasa a ser normal en Chile. Se gastan palabras, tiempo y recursos, destacando a famosos cantantes con méritos de sobra, pero que para Chile hoy son virtuales, que han estrenado la misma opera en un escenario de fama mundial y que de pronto un teatro comunal transmite su video con gran pompa.

Esta nueva política de mostrar virtualmente lo que otros teatros hacen y no buscar la producción propia y dar fuerza a la libre creación nacional, con tan buenos y desaprovechados cantantes nacionales me lleva a pensar que el criterio usado no tiene más análisis que la siutiquería rampante, que golpea con fuerza a este nuevo estilo de difundir arte. Es quizás el preámbulo de la fatalidad que la obra encierra.

Bueno..., es el Chile de hoy, carente de valores esenciales y de estilos de vida con altura, elegancia y sobre todo: inteligencia.

¿O no sabemos acaso que hoy la pintura se vende de acuerdo al color de los tapices, del sofá, de las cortinas?

¡Por cierto… es lo que han hecho en Chile!!!

 

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