24 DE NOVIEMBRE DE 2020
Hermógenes Pérez de Arce
Gary Becker, economista de Chicago, obtuvo el Premio Nobel porque probó científicamente que los hombres públicos y otros seres humanos que supuestamente se movilizan por motivaciones altruistas, siempre, en el hecho, actúan en beneficio propio. No existe la diferencia entre un mundo privado egoísta y deseoso de conseguir una ganancia y un mundo público generoso de apóstoles dedicados al altruismo. Todos por igual buscan su propio interés personal. Cada político "entregado al interés general" tiene oculta en el bolsillo su "agenda" egoísta y personal.
La mejor prueba es el Chile de hoy, donde los "generosos personajes dedicados al servicio público" han agotado todos los trucos y gastado enormes sumas del erario en busca de su beneficio egoísta, que encuentran en y extraen de cargos inútiles de gran figuración, alta renta y baja exigencia laboral. Todos estos "servidores abnegados" quisieran ser Presidentes de la República, pero el cargo es uno solo y por eso hay "tantas cuerdas para único trompo" y tantos desilusionados de no tener caso de alcanzar ese Premio Mayor. Entonces, como sustituto de eso, ha habido que buscarles "Premios de Consuelo", pues hay demasiados caciques con pocos indios, y ahora hay que darle a cada uno "una pequeña presidencia en cada región": la Gobernación.
Pero esa función ya la cumple hoy el Intendente, que representa al Presidente de la República. No importa. Ahora va a tener que compartir figuración, fama, chofer a la puerta y buena renta con el Gobernador Regional. Y el Intendente se va a llamar "Delegado Presidencial Regional". Es decir, el Gobernador es completamente inútil, innecesario y caro y sólo va a molestar al Ejecutivo, si es de oposición. Tampoco importa, pues va a figurar y lo vas pagar tú, Moya, igual, porque los políticos lo necesitan para satisfacer a tantos caciques importantes de los partidos que andan molestando a la directiva porque tienen pocos indios, insuficiente plata, están sin pega y tienen infinita sed de figuración.
En otras palabras, para esta "segunda línea" de personajes desilusionados de no haber obtenido el Premio Mayor, los políticos han creado un cargo nuevo inútil y hasta perjudicial, pero lleno de dignidad aparente. Perfectamente inútil porque hoy los Intendentes Regionales desempeñan esas funciones y son los representantes del Ejecutivo. Entonces, en adelante, cuando el Gobernador sea de oposición, tendrá como principal misión pelear con el "Delegado Presidencial" y molestarlo lo más que pueda. Total, "paga Moya".
Había que encontrarle "algo" a tanto presidenciable frustrado que anda por ahí y tiene influencia, "se mueve bien" en la esfera pública, consigue que lo entrevisten en los medios y mantiene sus ambiciones intactas. Si ya la mitad de la gente no va a votar en las elecciones más trascendentales (los políticos llaman a eso "gran participación ciudadana"), mucho menos va a darse ese trabajo para cooperar con ellos en su "feria de vanidades".
Yo estoy, por supuesto, fuera de ese dispendioso juego. Siempre he pensado que lo que mejor le habría hecho al país habría sido reelegir a Pinochet por otros ocho años en 1988 y a su sucesor en 1997. Habríamos alcanzado el más alto PIB per cápita del mundo, como lo tuvo Argentina en 1895 bajo la Constitución libertaria de Alberdi. Ya que variadas deserciones y traiciones no lo permitieron, lo segundo mejor habría sido continuar ahora con la Constitución que le ha dado cobijo a los mejores treinta años de la historia de Chile.
Pero, ya que una mayoría de ineptos del 78 % rechazaron eso en el reciente plebiscito, me reservo entonces para el "plebiscito de salida", donde la actual Carta va a competir con una realidad monstruosa, como va a ser el esperpento que va a salir de la Convención Constituyente, y no versus una ilusión, como sucedió el 25 de abril pasado. Y ahí espero que triunfemos, ya con un nuevo Presidente de derecha elegido en 2021 y siempre bajo la Constitución de Pinochet. Y así reanudemos en 2022 el camino interrumpido el 18 de octubre y el 15 de noviembre de 2019, por la violencia extremista, la inepcia del gobernante y la estupidez mayoritaria que hoy configuran un Estado fallido.
Pero sí votaré por Cristián Labbé para constituyente, por Gonzalo de la Carrera para alcalde de Las Condes, por José Antonio Kast en la presidencial y por gente leal, pinochetista y nuestra en la parlamentaria de 2021. Y después nos veremos votando "Rechazo" en el plebiscito de salida de 2022, donde estoy seguro de que nos irá mejor.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/
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