Juan Pablo Zúñiga Hertz
El 21 de mayo del 2021 fue particularmente emocionante. En la Abadía de Westminster, donde se han llevado a cabo coronaciones desde el año 1066, se realizó un homenaje a las Glorias Navales en la tumba del mismísimo Almirante Thomas Cochrane. Seguí las transmisiones en vivo sin imaginar la tremenda sorpresa que nos esperaba al final de la ceremonia: la interpretación del himno “Brazas a Ceñir” en aquel majestuoso órgano de viento “Harrison & Harrison”.
El 21 de mayo trae consigo los hechos ocurridos en Iquique en aquella mañana de mayo de 1879. Además de los hechos, esta fecha trae a la memoria emoción, una cierta cantidad de anécdotas y tal vez de alguno que otro mito. Pero de todo esto, lo que sí trae en buena dosis es el recordatorio de un acto heroico que marcó nuestra historia y la historia naval mundial. Nunca tuve la honra de ser llamado a interpretar el papel de Arturo Prat en un acto en el colegio, pero el solo hecho de leer sus palabras en crónicas que relatan los acontecimientos minutos a minuto de aquel día glorioso, ¡caramba que llenaban el pecho de orgullo!
Desconozco si hoy en día hay izamientos de la bandera o actos cívicos en los colegios. Tampoco sé la cantidad de jóvenes que se sienten llamados a servir al país inspirados por las glorias del pasado. Tampoco sé si habrá algún héroe de aquella categoría hoy en día en nuestro país.
La esencia del héroe es ser anónimo y pasar a serlo al tomar una decisión vital en el momento oportuno. Esa decisión heroica no es un mero arrebato emocional, es tal vez un desprecio por la vida propia en pro de un bien mayor como la vida de un compañero de armas, una tripulación o la nación toda. A esa decisión no llega cualquiera, solo la toman hombres con temple de acero, con virtudes cardinales y con borbotones de aquel amor verdadero de entrega absoluta.
Si hay o no hay héroes en Chile, nunca lo sabremos sino hasta la hora perentoria. Sin embargo, me temo que hombres y mujeres con las características mencionadas –temple de acero, virtuosos y llenos de amor al prójimo– son verdaderas especies en extinción producto de un proceso de eliminación sistemática de dichas características en el ciudadano chileno.
Dicha campaña ya era presente cuando era un colegial y había uno que otro profesor que en pleno acto cívico no solo fruncía el ceño cuando se entonaba la estrofa en honor a los militares del himno nacional, sino que simplemente no cantaban. No olvidemos aquella polémica obra de teatro que pretendía mostrar a Prat como un alcohólico y cobarde; en el mismo nivel, recordemos aquella campaña para escoger a “Grandes Chilenos”, en la cual se hizo de todo para denostar a Prat y coronar al Sr. Allende con el título. Para qué decir del profundo rencor y desprecio hacia las FF.AA. y a todo sentido de chilenidad que ha demostrado siempre el izquierdista recalcitrante y ahora esta majamama misteriosa y descerebrada llamada cultura woke.
El héroe pasa a la historia por su acto y, al mismo tiempo, permanece en el tiempo como un recordatorio constante de las virtudes que lo llevaron a ese bautismo que transforma al ciudadano, en apariencia común, en un héroe nacional. Sin virtudes, no hay héroes; sin héroes no hay un recordatorio vivo ni una motivación para alimentar las virtudes que cimientan una nación.
Es en esa miseria de la carencia de virtudes donde nos encontramos. Por ello, no se extrañe que tengamos un presidente que no llega a trabajar y que anda “con la guata al aire”, políticos analfabetos funcionales y un país que tiene una parte de su ciudadanía totalmente sin rumbo que elige a poco virtuosos fulanos solo porque “son como ellos”.
“Muchachos, la contienda es desigual…”. En el Chile desmoralizado y sin rumbo que tenemos hoy, las palabras de Arturo Prat tienen un cierto aire profético pues el proceso de rescate de Chile del daño material y de la destrucción moral y espiritual a la que ha sido sometido, será en sí misma una contienda desigual. A pesar de ello, tengamos buen ánimo: el Combate Naval de Iquique y la Batalla de La Concepción nos recuerdan que sólo basta un puñado de valientes y unos pocos héroes para engrandecer a Chile. Alimentemos las virtudes, forjemos nuevos héroes, en caso contrario, todo estará perdido.
Fuente: https://viva-chile.cl/2024/05/sin-heroes-la-nacion-sucumbe/
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