20 de Enero de 1839: La Batalla de Yungay y la Consolidación de La Chilenidad
Gonzalo Ibáñez Santamaría
Esa batalla fue la definitiva en la guerra que Chile había emprendido en 1837 contra la Confederación Perú-boliviana a la cabeza de la cual se encontraba Andrés de Santa Cruz. En principio, en esa confederación se trataba de unir a Perú y Bolivia sobre la base de que esta, antes de la independencia, hacía parte del Virreinato del Perú, bajo el nombre Alto Perú. En apariencias, nada tenía que hacer en Chile en ese intento, pero Diego Portales advirtió desde luego el afán expansionista que encerraba y que, tarde o temprano, entraría a provocarle problemas a Chile. En seguida, no confiaba para nada en la capacidad de gestión de los líderes que encabezaban el proyecto. Perú y Bolivia estaban en situaciones de continua anarquía y nada hacía prever que ese rasgo se amainaría con la creación del nuevo estado con el que soñaba Santa Cruz. Desde luego, en el mismo Perú, había quienes se oponían con todo a esta idea y que entraron en guerra con Santa Cruz. Agustín Gamarra los dirigía.
Portales fue de la idea de que había que impedir la fusión y así fue respaldado por Joaquín Prieto, presidente a la sazón de Chile. Por eso, en 1837 se comenzaron los preparativos para la guerra apoyando a las fuerzas de Gamarra. Al comienzo, la idea de la guerra encontró un muy débil respaldo entre los chilenos, pero Portales, seguro de su decisión, continuó adelante, lo que le costaría la vida, cuando en junio de ese año fue asesinado en el alto de Valparaíso, sector Los Placeres, por tropas amotinadas que venían de Quillota. Ese fue el detonante que provocó la aceptación decidida de la guerra por parte de la ciudadanía chilena.
En definitiva, en 1838 se embarcó en dirección a Perú un ejército bajo el mando del General Manuel Bulnes, el cual primero tomó Lima y, en seguida, el 20 de enero de 1839, en la localidad de Yungay, bajo el cerro Pan de Azúcar y a orillas del río Santa, se enfrentó en la batalla decisiva con las fuerzas de Santa Cruz, derrotándolo de manera categórica.
El resultado no sólo puso término a la fantasía que había detrás de la intentona de fusión entre Perú y Bolivia sino, más importante, terminó consolidando de manera definitiva el sentimiento de nacionalidad chilena que venía forjándose desde los días de la independencia. Detrás de la victoria está por cierto el mando del General Bulnes, la visión y decisión de Portales y el resuelto apoyo del general Prieto. Pero también, el coraje de la tropa chilena que se batió con entereza, valentía y mucho arrojo. Por eso el día 20 de enero está consagrado al recuerdo del "roto chileno".
Es parte de la historia que hoy debemos rescatar de las manos de desatinados que atiborran la Convención Constituyente para los cuales sólo hoy comenzaría Chile a escribir su historia, sin que lo hecho antes tenga ningún valor. Defendiendo nuestra historia defendemos nuestro país y lo fortalecemos de cara a estos asaltos de que es objeto un día tras otro.
Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm
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