Gonzalo Ibáñez Santamaría


En reciente entrevista, Lautaro Carmona, secretario general del Partido Comunista decía: “Yo no renuncio a la lucha por tener un Estado que deje de ser subsidiario, uno que garantice un Estado social y democrático de derecho. Esto tendrá que estar presente, ahora o después en la futura Constitución” (El Mercurio, 22/10/2023 p. D 9). Vuelven los comunistas a la misma falacia que terminó por sepultarlos a ellos y a los países donde dominaron: la creencia de que la propiedad privada es el origen de todos los males y que, terminándola, todos lo problemas se arreglarán. Porque esa falacia, y no otra, es la que está detrás de su crítica al estado subsidiario, es decir, al estado que cree en la libertad y en la responsabilidad de las personas. Ellos propician, en cambio, el estado socialista en el cual todo depende de una autoridad omnímoda, debiendo el resto de la ciudadanía someterse a los dictados que de esta emanen. En Chile quieren ahora repetir el mismo fracaso a que condujeron a la mitad del planeta hace unas pocas décadas atrás.

Entre estado subsidiario y estado social de derecho no sólo no hay antagonismo, sino que el primero es esencial para los fines que pretende el segundo. Por ejemplo, cuando en Chile todavía había una visión estatista de la organización social, la educación superior era un escaso privilegio del cual no disfrutaban más de 200.000 personas: a ese nivel, sólo el estado y la Iglesia podían organizar casas de estudio. Cuando, hace poco más de treinta años, el gobierno de entonces abrió a las personas la posibilidad de entrar a colaborar en esa tarea, se organizaron múltiples casas de estudio hasta el punto de que hoy cerca de 2.000.000 de personas, jóvenes en su inmensa mayoría, estudian en ese nivel. La conclusión es clara: sin estado subsidiario no hay estado social ni democrático de derechos.

Es lo que el comunismo no puede aceptar, porque entonces triunfa la libertad. El estado al que ellos aspiran, bajo el falso nombre de estado social y democrático de derechos, es un estado de completa servidumbre como acaeció en aquellos países en que el comunismo dominó y como sucede hoy todavía en Cuba.

En Chile ya llega el momento en el que tengamos que adoptar decisiones. Será sin duda el del plebiscito de diciembre cuando tengamos que pronunciarnos acerca del proyecto de constitución. Entre comunismo, por un lado y libertad, por el otro.

Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm

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