Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


Cuando el país celebra las fiestas patrias con las ceremonias tradicionales que nos remontan a 1810 cuando surge la idea de la independencia y comienza la liberación del imperio español, fenómeno que recorre toda América Latina, Cuando toda Europa y particularmente España peleaba por expulsar las tropas napoleónicas, lo que termina con el reconocimiento de Fernando VII como rey de España en 1813, por parte de Napoleón. Más allá de todos los antecedentes históricos que dieron origen al proceso de la independencia nacional, sin duda que lo más importante es que durante 212 años el hito histórico se ha ido celebrando con todo el respeto que encierra y donde sale a relucir lo más sagrado de nuestra identidad nacional.

El homenaje a las Glorias del Ejército hace vibrar desde lo más hondo del alma el sentimiento de recogimiento y gratitud por los héroes conocidos y desconocidos que lucharon por consolidar la República. Sin duda el Ejército ha sido capital en la formación de nuestra historia Republicana, más de 70 años de nuestra historia política han sido regidos por destacados miembros de la FF.AA. Comenzando con José Miguel Carrera, sumamos 8 presidentes de los 34 de nuestra historia política que vistieron el uniforme militar y obtuvieron el rango de generales o Almirantes, alcanzado la República grandes avances de desarrollo, progreso y estabilidad social y política. Consolidándose en la primera mitad del siglo XIX una constitución que duró casi un siglo, la mitad de nuestra vida Republicana, conocida como la constitución del 33. En 1925 una nueva norma constitucional es aprobada rigiéndonos hasta 1980 año en que se ratifica una tercera gran norma constitucional que ya lleva más de 40 años de funcionamiento y cuyo intento de cambiarla fue rechazado recientemente en un plebiscito histórico, el 4 de septiembre recién pasado.

Mientras aquí sacábamos a relucir nuestras más caras tradiciones para celebrar dicho hito histórico, en Londres se celebraban los funerales de la Reina Isabel II, la soberana que reinó por más 70 años Inglaterra.

Lo que hemos visto no sólo es memorable por su significado de respeto a la monarca de una nación completa y causando la expectación de millones de personas en el mundo. Hemos visto un ceremonial lleno de simbolismos en que aparte de la realeza inglesa tienen un protagonismo estelar las FF.AA. y de las de la Commonwealth.

Sin duda que lo que más ha llamado la atención es el funeral de estado en la abadía de Westminster cuyos muros de más de mil años de existencia acogieron a más de 500 dignatarios de todo el mundo, entre los cuales estaba presente el único mandatario de sud américa SE Jaír Bolsonaro, presidente de Brasil.

Todo un símbolo de la historia mundial partió al descanso eterno a sus 96 años de edad. Querida y respetada en todo el mundo, recorrió 116 países y más de un millón de kilómetros. Era la última de los grandes líderes del siglo XX, pocas semanas antes había muerto Mijail Gorbachov, otro líder que la historia recordará junto a la caída del comunismo en el mundo.

Lo señero, aparte de la imagen de quien fuera reina, madre, abuela y bisabuela, es su entrega al sagrado deber de servir con abnegación a su patria y servirla con elevado sentido del deber.

El pueblo se volcó a las calles y avenidas de Londres y Edimburgo para despedir a su Señora y filas de personas de más 11 kilómetros esperaron horas y horas poder estar 3 segundos frente al féretro e inclinar la cabeza en señal de respeto y dolor.

Sonaban las campanas acompañando al solemne cortejo que quedará en la retina de quienes valoramos su gran ejemplo, que espero aquilaten las nuevas generaciones. 

Se ha hecho presente la historia con su mejor enseñanza: el respeto a las tradiciones que hacen grande las naciones.

Desde estas líneas sólo puedo decir cómo homenaje a una gran monarca y valiente mujer: gracias por su ejemplo a toda la humanidad que incluso lo ha dado hasta en el día de su funeral.


Nota 1: No he querido ensuciar mi columna para referirme a la única nota disonante de esta solemne ceremonia fúnebre, protagonizada por la representante chilena, la canciller Urrejola, quien seguramente impactada por el protocolo y la fuerza de las tradiciones, se transportó al pasado ya que según sus propias declaraciones conversó brevemente con el Rey Carlos II, quien gobernó Inglaterra entre 1660 y 1685. Bueno, que más se puede pedir… representaba al Sr. Boric.

Nota 2: El presidente Ramón Barros Luco, presidente de Chile entre 1910 y 1915, instauró el día de las Glorias del Ejército y la Gran Parada Militar es justamente para festejar dichas glorias y no un acto de subordinación al poder político, como interesadamente pretende interpretarlo Boric. En él está claro que puede más la ideología que la realidad, la historia y las tradiciones.

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