2 noviembre, 2020
Pilar Molina
Periodista
En la nueva Cámara de Diputados, electa con el sistema proporcional que impuso la Nueva Mayoría, ese progresismo infantil se ha hecho casi patético, como el vuelo con capa y alas fucsia por la sala del plenario de una maga abuela cuando aprueban proyectos de su gusto.
“Ha habido un cierto progresismo infantil, un cierto progresismo refundacional que creyó, ingenuamente y en forma simplista, que gobernar era un simple acto de voluntad y que nuestra misión era sólo enarbolar las banderas de la calle”.
A que no adivinan de quién es esa frase. Ésta no se refiere al actual Congreso, más bien, a buena parte de la oposición, que ha confundido su rol de representar a la ciudadanía y legislar para el bien común, con la ingenuidad de varita mágica con que se responde en Halloween a los niños que quieren dulces. La frase es de Ignacio Walker, de septiembre de 2014, quien, como presidente de la DC, jusficaba los “matices” de su partido frente a la aplanadora oficial que había convertido la palabra “consenso” en un anatema y que pretendía avasallar con malas reformas tributarias y en educación.
En la nueva Cámara de Diputados, electa con el sistema proporcional que impuso la Nueva Mayoría, ese progresismo infantil se ha hecho casi patético, como el vuelo con capa y alas fucsia por la sala del plenario de una maga abuela cuando aprueban proyectos de su gusto. La paradoja es que el paradigma de la infantilización legislativa la representa ahora su hermano, el diputado Matías Walker, quien se ha convertido en el ilusionista principal de las soluciones simplistas. A veces como protagonista y otras, como comparsa del bibiribaribibú del Frente Amplio y el PC. Nada de políticas públicas a largo plazo, con estudios serios de respaldo. Nada de acuerdos ni gradualidad de los cambios. Lógica refundacional total, de consecuencias impredecibles, con una simple varita mágica.
Abra… Dijeron que iba a ser por única vez que se retirarían fondos ahorrados por largos años para cubrir el extenso período de la vejez, pero se olvidaron de todos los argumentos y las excepciones que permitieron sacar sobre 4 millones de pesos sin impuestos y ahí estamos de nuevo. ¿Dificultades para enfrentar los 2,8 millones de pérdida o suspensión de empleos que ocasionó la pandemia en su momento peak? ¡Fácil! El prestidigitador propone raudo echar de nuevo mano a los fondos de pensiones, aunque los más vulnerables ya tengan en cero sus cuentas con el primer retiro del 10% y ahora, el segundo dejaría a 4 millones de personas con cero ahorro para la vejez. No es problema de los diputados quién los ayudará cuando se pensionen con montos que serán mucho más bajos, ya que no estarán para responder tampoco por la carga financiera que significará para el Estado.
Abra cadabra… Pero esta vez van más lejos, porque la magia llega hasta las 640 mil personas que en un país civilizado tuvieron la oportunidad de “venderle” todos sus fondos previsionales a una compañía de seguros para que les garantice una pensión vitalicia hasta que mueran. Si viven muchos años, pierde la empresa. Si viven poco, gana. Ahora esas aseguradoras tendrán que responder por 2 mil 869 millones de dólares por la ideíta genial (y cuando el covid tampoco ha afectado las pensiones vitalicias), amén que el Estado será probablemente demandado por esas cortes de arbitraje internacional (Ciadi) establecidas para lidiar con los cambios de reglas, tan frecuente en los países bananeros.
Abra cadabra, pata… ¿Para qué esperar al 2040 para terminar con las termoeléctricas si se puede sacar un conejo del sombrero? ¿Cómo pudo el actual gobierno anunciar el año pasado un plan de descarbonización a 2040 cuando podía anticiparse a 2025, como lo hicieron los diputados esta semana? ¿Para qué quieren los diputados estudios de respaldo de cómo afectará esa decisión la industria y los precios que pagarán todos los chilenos por una energía más cara (gas) o más contaminante (diesel), si la renovable no puede responder? Da lo mismo la viabilidad de las reformas y que los cambios sean sustentables. La magia obra milagros sin ninguna gradualidad. Otros barrerán los polvos de tanta hechicería.
Abra cadabra, pata de… también existe un conjuro para la protección de los glaciares. Si se aprueba el proyecto que va a toda marcha y patrocina el senador Guido Girardi, el ministro de Minería les advirtió esta semana que no se podrá hacer minería en Chile y que cinco faenas en operación deberán cerrar, incluida El Teniente, dejando sin trabajo a 46 mil chilenos. Nada de oponer argumentos prosaicos, para el pensamiento mágico, nada es demostrable.
Abra cadabra, pata de cabra, ¿hay dificultades para pagar los arriendos o los servicios básicos? Pero si nada es imposible para las dotes de encantamiento de nuestro legisladores que van despachando proyectos prohibiendo cobrar las cuentas de cualquier tipo y eliminando las sanciones por el incumplimiento. Nada más fácil y más simple. Para qué buscar soluciones que no interrumpan la cadena de pagos y no produzcan graves daños, como el del colegio que no puede pagar sus profesores o el arrendatario que vive de la renta.
Y podríamos seguir indagando en la senda de la nueva hechicería legislativa, porque hay muchos más ejemplos recientes. Pero, sería mejor buscar un sortilegio para hacer desaparecer el infatilismo mágico de buena parte del Congreso. Que dejen el ilusionismo y adopten la reflexión razonada para enfrentar la tarea que los puso ahí. Para el bien común de hoy y el largo plazo, no para el aplauso infantil inmediato.
Fuente: https://ellibero.cl/opinion/pilar-molina-abracadabra/
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