28 mayo, 2025
por Beatriz Hevia
El verdadero desafío no es agrandar ni achicar por ideología. El objetivo debe ser construir un Estado suficiente y eficiente: con la capacidad de garantizar derechos fundamentales, pero sin caer en excesos; con estructura, pero también con agilidad.
El debate sobre el tamaño del Estado ha estado presente durante décadas. Algunos sectores insisten en que su expansión es la clave para garantizar derechos y servicios. Sin embargo, la experiencia demuestra que más burocracia no es sinónimo de mejores ni más oportunas soluciones.
Un Estado más grande no es necesariamente mejor. Muchas veces, lo único que logra es ralentizar procesos, generar estructuras pesadas y elevar el gasto sin mejorar la calidad del servicio. En lugar de acercar al Estado a las personas, lo vuelve un laberinto de trámites y oficinas que no resuelven.
Chile ha sido testigo de esto: más funcionarios, más gasto público… pero no más eficiencia ni mejores condiciones de vida. ¿El resultado? Una ciudadanía frustrada, que ve cómo sus necesidades se diluyen en una maquinaria que funciona mal.
Ahora bien, un Estado demasiado pequeño tampoco es la respuesta. Cuando se eliminan capacidades esenciales, se deja a los más vulnerables sin protección y al país sin las bases necesarias para crecer. La ausencia del Estado en áreas estratégicas puede multiplicar los abusos y detener el desarrollo. Mientras que un Estado que prioriza la inversión pública, por ejemplo, en infraestructura, educación y salud, en lugar del gasto político o en personal, no solo beneficia a quienes más lo necesitan, sino que también favorece el crecimiento a largo plazo y por ende la calidad de vida de todos quienes habitamos este país.
Por eso, el verdadero desafío no es agrandar ni achicar por ideología. El objetivo debe ser construir un Estado suficiente y eficiente: con la capacidad de garantizar derechos fundamentales, pero sin caer en excesos; con estructura, pero también con agilidad.
Esto exige gestión estratégica, evaluación constante, decisiones basadas en datos, carácter para tomar las decisiones necesarias en el camino indicado y, sobre todo, foco en las personas. Porque lo importante no es cuánto Estado tenemos, sino qué tan bien funciona ese Estado para realmente servir y dar respuesta a quienes lo financian y necesitan.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/mas-o-menos-estado-no-un-estado-que-funcione/
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